Voy a meter un tema en CBR que no se corresponde con los estándares a los que os tenemos acostumbrados a nivel estilístico. Ni temático. Ni estacional.
Ahora lo que pegaría es un villancico pop o rock, dadas la cercanía de las fechas navideñas, el clima frío y desapacible, las lucecitas y el dulzor omnipresente. Pero, ¿qué coño? Si es lo que me brota pues allá vamos, el primer cuplé de la historia de nuestro blog: 'La Violetera'.
Ya sé que esta canción no me pega nada y encima Robbie Williams me parece un mastuerzo... but I like it!
Además, aunque podamos incluirla en el magro cupo destinado en CBR a las #CancionesDelSigloXXI, 'Feel' tiene ya 17 añacos, así que os preguntaréis a cuento de qué viene esto ahora.
No hay gran misterio: anteayer sonaba en la lista de reproducción del gimnasio, cuando lo abandonaba arrastrándome cual caracol reumático. Pese a mis doloridos cuerpo y orgullo, fue una agradable sorpresa darme cuenta de que la banda sonora no era ni el chunda-chunda ni la bachata habituales. Así que se me quedó el tema dando vueltas en la cocorota y aquí me tenéis, escribiendo sobre el ex Take That (o, como le definió Noel Gallagher: «Ese bailarín gordo de Take That». Es un gilipollas, pero hay que admitir que tuvo gracia).
Hoy es Black Friday, una festividad moderna y capitalista de la que hace nada los españolitos no sabíamos ni que existía... pero ¡ah!, la globalización que todo lo puede nos ha traído desde USA lo más consumista de su semana de Acción de Gracias. El viernes negro es el día de los descuentos y las ofertas que abre la veda para el furor de las compras navideñas y en eso el sector de las nuevas tecnologías es el rey. Por supuesto, ha sido un anuncio de Apple el que me ha hecho enamorarme de esta canción.
El 'This strange effect' que escuché en la tele y me flipó es una versión de The Shacks, un grupo de indie rock americano (creo) del que lo más conocido es este tema y su aparición en el anuncio de iPhone que les ha puesto en órbita a nivel mundial. La voz susurrante de Shannon Wise hechiza pero es que la melodía es tan irresistible que es difícil sacársela de la cabeza. 'This strange effect' es lánguida y sensual como el buen rollo que sucede a una noche de fiesta o a una jornada de éxito. El vídeo con los componentes del grupo comiendo galletitas de colores con el logo de la compañía discográfica, que bien podrían ser pirulas por el "extraño efecto" psicódelico que provoca en ellos.
La lisérgica contraportada de Four Sail (fuente: Flowering Toilet)
Deberíamos crear en este blog la categoría "Canciones que te hacen levitar". Y empezarla con 'Always See Your Face'. También valdría "Canciones que te ponen la piel de gallina", pero suena menos poético. Aunque el efecto que me produce esta preciosidad de Love es ese: pelillos de punta, un escalofrío que me recorre la columna vertebral, una emoción que se me hace bola y termina casi en llanto feliz. Sabéis de qué os hablo, ¿a que sí?
La semana pasada León Benavente tocaron en Madrid. Del panorama musical patrio de la última década, este grupo de rock indie con nombre de tramo de carretera es el único que me ha enganchado hasta el punto de escucharles en bucle en Spotify. Les descubrí de casualidad, y con 'Ser Brigada' tuve un flechazo casi orgásmico que me dura años después, me parece una POM que más pronto que tarde tendrá aquí su lugar de honor.
Me molan bastante los León Benavente, sí, su rollito ochentero a golpe de sintetizador, la contundencia de su bajo, la guitarra potente, las letras insolentes y esa forma de cantar de Abraham Boba, que es casi recitar. Me hubiera gustado ir a La Rivera a disfrutarles pero no conseguí entrada. Tampoco me cayó como regalo por mi cumple, que fue el miércoles. El que sí pudo ir fue nuestro colaborador y cronista Efrén. Aquí podéis leer sus impresiones: Descarada elocuencia.
Disfrutadlo en diferido (como he hecho yo)... que el próximo no me lo pierdo.
Hoy me he levantado con esta canción en la cabeza... y ya sé que no es un tema de esos que pasan a la historia, pero es indudablemente buenrollero y luminoso, tiene su puntico reivindicativo, y un estribillo muy CBR con eso de "you've got the music in you". 'You get what you give' tiene todos los ingredientes para gustarme: rock popero con estribillo pegadizo y voz con falsete de esas que me molan.
Escuché la canción el otro día en el hilo musical de una tienda de ropa, me sonaba haberla oído hacía años pero no era consciente de cuando. Quise shazamearla pero no tenía cobertura, así que me quedé con la frasecilla de "you've got the music in you" y lo busqué después en Google y dí con ella e seguida... ¿cómo hacíamos antes de Internet para buscar una canción de la que apenas sabíamos nada?
Nos preguntamos quién fue el diseñador de la cubierta del disco...
Como se acercan estas fiestas de susticos, de trucos y tratos −y no me refiero a las elecciones del 10 de noviembre−, el otro día me acordé de los especiales colaborativos tan chulos de Halloween que hacíamos en CBR. Esta vez ya nos ha pillado el toro, pero tenemos que repetirlo, que mola mucho que nos propongáis temas.
De momento, me han servido de inspiración para rescatar un temazo muy buenrollero a la vez que jalogüinista: 'Drácula Yeyé', una joya sesentera nada menos que de... Andrés Pajares.
Resulta que hay un partido que ha propuesto que la edad para votar baje a los 16 años, y se le critica que a esa edad los chavales no están maduros para tomar decisiones de tal calibre. La verdad es que no sé que pensar porque conozco a muchos con bastantes más años que tienen menos criterio que mi hijo de nueve. Lo que sí sé es que gracias a Errejón y su propuesta llevo varios días con 'You're sixteen' en la cabeza.
¿Que el mundo en general y España en particular están hechos un puñetero desastre? ¿Has empezado el día con una desalentadora visita al INEM (ahora SEPE, pero mantengamos el nombre en honor a Reincidentes)? ¿Te ha pillado el diluvio en plena calle sin paraguas? ¿Has descubierto que la NASA roba tus discos de cumbia?
Tranquilidad: CBR viene al rescate con artillería pesada. ¡Todo el mundo en pie para bailar al son de la superlativa Shirley Bassey!
Estamos en periodo electoral. Otra vez. Así que ya se ha abierto la veda para mentir impúdicamente, prometer lo que se sabe de antemano que no se va a cumplir, y tratar de recuperar la confianza de los electores diciendo, como decían Charles and Eddie hace casi 30 años, 'Would I lie to you?' (¿te mentiría yo?).
Nunca sabes cuando una canción del pasado va a sorprenderte reproduciéndose en tu cabeza. Would I lie to you? llevaba años dormida en mi interior y me ha asaltado mientras escuchaba en la tele a Pedro Sánchez contándonos todo lo que va a hacer si consigue formar gobierno. Otra vez. Las regresiones musicales son así.
Javier Krahe era un tipo muy querido en mi casa familiar. Recuerdo escuchar de pequeña unas mil veces 'Cuervo ingenuo' en el álbum en directo Joaquín Sabina y Viceversa (tema, por cierto, censurado en su día por TVE). Aunque no entendíamos del todo el significado de ese recadito venenoso a Felipe González, a mi hermana y a mí nos hacía mucha gracia.
Es una faena que se haya muerto, porque era un personaje lenguaraz, inteligente, libre, con fino sentido del humor y que no se cortaba un pelo en hacerle cortes de mangas a los mandamases, y en España estamos muy necesitados de todos esos atributos.
Los duetos siempre me han llamado la atención. Suelen gustarme, aunque siempre me viene a la mente el 'Under Pressure' de Bowie y Mercury, que nunca me ha convencido. Entre la variopinta música que escuchaba de niño hay varios duetos de voces femenina y masculina que me traen muy buen recuerdo infantil. Elton John y Kiki Dee ('Don't go breaking my heart'), Joe Cocker y Jennifer Warnes ('Up where we belong'), otra vez Warnes con Bill Medley ('I've had the time of my life'), Tina Turner y Bryan Adams ('It's only love')…
El último dueto que me ha enganchado es el de Tobias Sammett y Candice Night, con su 'Moonglow', en el último disco de Avantasia, que de hecho lleva el nombre de la canción. Moonglow es el octavo álbum de Avantasia, la superbanda de Sammett que lleva desde el año 2000 juntando a grandes músicos de diferentes grupos en el santo y seña del heavy metal de este siglo. La canción que da título al disco es una balada que Sammett, fundador y alma mater de Avantasia, canta junto a Candice Night, conocida por la decena de discos de música medieval que ha sacado en Blackmore's Night con su marido Ritchie Blackmore, fundador de Rainbow y Deep Purple y uno de los mejores guitarristas de la historia del rock.
El domingo pasado, deshaciendo aún las maletas supurantes de arena de la playa, con la amenaza de la inminente rutina apretándome el cogote me eché en los brazos de la melancolía. Y así recibí la noticia de la muerte de Camilo Sesto, como en un homenaje involuntario. Como siempre, en los dos días posteriores a su muerte se publicaron, en medios y en redes sociales, fervientes epitafios defendiendo el valor artístico del difunto y aplaudiéndole el legado de forma póstuma, ese que se menospreció en vida. Yo no lo voy a hacer, primero, porque se me ha pasado la fecha y segundo porque no tengo autoridad moral ni intelectual para hablar del señor Blanes. Lo que sí puedo hacer es dedicarle un post a esa gran CBR que es su 'Vivir así es morir de amor'.
Hace unas semanas tenía yo un día regulero, de estos de "todo mal", de señora cascarrabias a tope. Estaba regodeándome en la autocompasión más lamentable cuando me llegó un oportuno guasap de mi amiga María con el videoclip del 'YMCA' de Village People. Mi nube negra desapareció y mis vecinos de enfrente disfrutaron (o sufrieron) del espectáculo gratuito de verme bailar en pijama y pantuflas.
Los primeros Pink Floyd hechos unos chiquilines: Nick Mason, Richard Wright, Syd Barrett y Roger Waters (izda.-dcha.).
Arnold Layne had a strange hobby Collecting clothes Moonshine, washing line They suit him fine
Así comienza 'Arnold Layne', la historia de un tipo aficionado a travestirse con ropa interior femenina sustraída de los tendederos de sus vecinas, envuelta en casi tres minutos de deliciosa psicodelia. Es el primer single de unos jovencísimos Pink Floyd, lanzado en 1967 y con letra del prodigioso (y echado a perder) Syd Barrett.
No seré yo quien discuta la eficacia del onanismo. Amarse a uno mismo es una de las mejores prácticas que una persona puede adoptar y yo soy una fiel practicante de la actividad sexual conmigo misma desde mi más tierna infancia. Me ha salvado del aburrimiento, del exceso de irascibilidad y de mis frecuentes crisis de autoestima casi tanto como la música, y eso es mucho decir. Pero la soledad, queridos buenrolleros, es maravillosa siempre que no sea impuesta, y la reciprocidad en el amor y en el sexo suele mejorar la experiencia, sobre todo si dais con la compañía adecuada. Al Greenlo sabía y por eso compuso este temazo, porque estaba cansado de quererse solito, 'Tired of being alone'.
Es escuchar la voz de este tipo con ese groove y a una le entran ganas locas de cariño, ¿no? La verdad es que viendo al amigo Al moverse cuesta bastante creer que alguna vez haya tenido problemas para estar acompañado. Desde luego, el muchacho no está para dejarle solo y el mogollón de fans que bailan desaforadas en el vídeo parecen coincidir con mi criterio.Y oye, si lo suplica con tanto ahínco como en 'Tired of being alone' pues es lógico que se apiaden de su soledad. Won't you help me girl as soon as you can?
Vuelvo a la música de mis queridos años 70. Toca escribir de un grupo que apenas conozco, pero que tiene una canción que me marcó de chaval (seguro que os ha pasado). Podríamos llamarla one hit wonder sin equivocarnos mucho. El tema es 'Living next door to Alice' y la popularizaron en 1976 los británicos Smokie, aunque el tema es de 1972 y volvió con cierta fuerza en 1995. De ahí, al imaginario colectivo, o al menos el mío personal.
¿Puede que 'Can't Take My Eyes Off You' sea una de las canciones más versionadas de la historia? Si nos fiamos de Wikipedia, esta declaración de amor arrebatado ha pasado por las gargantas de Bobby Darin, Andy Williams, Pet Shop Boys, Lauryn Hill, Diana Ross & The Supremes, Elis Regina, Morten Harket (aka "El Cantante Guaperas de A-Ha), Shirley Bassey, Muse, The Temptations, The Killers, ¡hasta los Bad Manners! Por citar los nombres más sonados, pero hay muchos más.
A veces, lo más sencillo es lo más eficaz. De hecho, yo diría que la mayor parte de las veces. Nos complicamos mucho la vida y lo sabemos. Como sabemos que si nos dejaramos llevar más a menudo nos iría mucho mejor y seríamos más felices. Eso es lo que me pasa con esta canción de buen rollo casi perfecta. 'Blow away' es la sencillez hecha canción. Fácil, dulce y efectiva.
En 1979, cuando George Harrison compuso 'Blow away' lo que estaba de moda era la música disco y los efectos sonoros a tutti, lo contrario de lo que es este tema, puro y simple pop. Cuarenta años después tampoco es el sonido de moda, no es trap, ni reggaeton, ni nada que se le parezca, pero sigue funcionando, y se ha convertido en una de las canciones más emblemáticas del beatle tranquilo en solitario.
Después de una semana larga (y santa) de lluvia y frío, casi habíamos olvidado que estamos en primavera. El cielo gris y lluvioso da bajona, como deja bien clara la letra de 'Blow away'. Los nubarrones negros se nos meten en la cabeza y no nos dejan ver las cosas bonitas de la vida... pero todo pasa, amigos. Hoy es viernes por la tarde y ha salido el sol, y aquí está el bueno de George Harrison para recordarnos que lo único que tenemos que hacer para apartar las nubes es querer mucho (a los nuestros y a nosotros mismos) y ser felices.
All I got to do is to love you All I got to be is, be happy All it's got to take is some warmth to make it Blow Away, Blow Away, Blow Away.
Nunca he sido muy fan de los New Romantics y no podría nombraros más de una o dos canciones de, pongamos, Duran Duran, Adam and The Ants o Spandau Ballet. Pero mira por dónde, nuestro CBR de hoy es de los terceros. Y todo gracias a Camellos.
Me explico. El otro día, en el programa Capitán Demo de Radio 3, pincharon este grupo desconocido para mí. "El caso es que esos acordes me resultan familiares... ¡Pero si es una versión del 'Gold' de Spandau Ballet!". Pues sí, unos veinteañeros del barrio madrileño de Embajadores -mis vecinos-se han marcado una cover bien chula de una banda de los 80 con la que, a priori, tienen poco que ver.
Gracias a esa feliz coincidencia -una vez más, la radio trayendo cosas buenas a mi vida-, me acordé de ese jitazo que es 'Gold' y que bien merece un espacio en este blog.
Los caminos del rock son inescrutables, hermanos. Esto, que puede parecer de perogrullo, es algo que no dejo de constatar cuando menos me lo espero. Por ejemplo, ahora. Llevaba yo una temporada un poco bajonetis a nivel musical, desmotivadilla, sin que nada me hiciera subir las pulsaciones, sin entrar en bucle con ninguna canción, vaya... y mira tú por donde he llegado hasta este tema y su autor, de los que no había oído hablar en mi vida. ¿Cómo? preguntaréis intrigadísimos, (y si no es así os lo voy a contar igual) pues a través de uno de los cuentos que le leo a mi hija de tres años por las noches.
La maternidad es dura (ya lo dice Samanta Villar) y yo lo corroboro. El cansancio te deja escasa de tiempo y energía para el esparcimiento mental, pero te da oportunidades de conocer nuevos mundos. Nosotros (los padres de mis criaturas y yo) hemos sido capaces de eludir el Cantajuegos y otras aberraciones similares -algo que digo con bastante orgullo- y estamos consiguiendo sembrar las semillas del rock en nuestros polluelos.
Pues bien, la nena se ha aficionado a unos cuentecillos en los que un perro que se llama Paco, y que es multiinstrumentista y cosmopolita, entra en contacto con distintos músicos en diferentes lugares del mundo para dar a conocer estilos musicales y algunos clásicos. Así está Paco y Vivaldi, cuya trama se desarrolla en Venecia, Paco y la música africana, en distintos lugares de África o Paco y el rock, que tiene como escenario Londres. Pues bien, es a través de este librito de Magali Le Huche (desde aquí un admirado abrazo) como he conocido a Alan Hawkshaw y su 'Beat me till I'm blue' (1968).
¿No me digáis que no es un temazo? ¡qué groove! Os podéis imaginar que cuando Lola está en la cama y salta este tema en el cuento no podemos evitar movernos con swing y bailar (lo de ayudar a dormir ya es otro rollo). El tema, en el cuento, marca la introducción de un teclista en la banda de rock que está montando en Londres nuestro querido Paco. No podía ser de otra manera, con la presencia que tiene el teclado que en el 'Beat me till I'm blue'. Tremendo. Pero es que, claro, luego me he enterado de que Alan Hawkshaw -que grabó este tema con su grupo de músicos de sesión The Mohawks- es un gran virtuoso del órgano Hammond. Es el padre de multitud de sintonías de programas y series de los 60 y 70, tocó con Los Hollies, con Bowie o con los míticos Shadows, antes de devenir en referente de la música disco.
En fin, que el clásico nunca te acostarás sin saber una cosa más en versión CBR hoy viene patrocinado por Paco y el rock y la pequeña Lola. Que ustedes lo disfruten ;-)
Como una bocanada salvadora de aire fresco llegó al Wizink Center de Madrid la superlativa Florence Welch para dejar boquiabierto a un público totalmente entregado que llenó el Palacio de la calle Goya este pasado 21 de Marzo.
Fiel aliada y compañera de la tan ansiada primavera, la misma semana en la que la estación de las flores daba comienzo en el hemisferio, el torbellino Florence and The Machine aterrizaba en nuestra ciudad para ofrecernos un soberbio recital de pop rock presentando su High As Hope Tour. Con dominio absoluto en cada momento del espectáculo, la delicada y (sin embargo) poderosa intérprete, encandiló a todos y cada uno de los asistentes acompañada de su precisa y potente banda, ofreciendo un soberbio recital con un sonido en directo perfectamente refinado y digno de grandes noches.
Qué pérdida para el rock cuando murió, el 5 de octubre de 2010, hace ocho años y medio, Steve Lee, cantante de Gotthard. Si no era el mejor vocalista y frontman del hard rock de final de siglo XX y principios del XXI, poco le faltaba. Gotthard es una banda suiza nacida a principios de los años 90, que aún sigue en activo tras superar la pérdida de su líder y fundador Lee, creador del grupo junto al guitarra Leo Leoni. Lee siempre tuvo cierto aire a David Coverdale, cantante de Whitesnake. Yo creo que era hasta mejor, y eso es decir palabras mayores.
El pasado 8 de marzo, fecha marcada a fuego en las agendas de millones de mujeres en busca de un mundo mejor y más justo tuvimos la oportunidad de regresar al ya mítico garito de la palmera para presenciar el fin de la gira Pirómanos. Los cuatro componentes de la banda Kitai (Alex, Edu, Fabio Y Deiv) mostraron una vez más de lo que son capaces con un directo soberbio y cargado de personalidad.
Justo es reconocer que Kitai, grupo acostumbrado a recintos más reducidos en salas como El Sol o la Joy Eslava (a pesar de ir curtiéndose en festivales nacionales) quizás mostró cierto riesgo escénico al enfrentarse a un escenario más abierto y a un público fiel más alejado de lo habitual, la promoción no tuvo la respuesta deseada y para desgracia del espectáculo ofrecido no se consiguió el tan ansiado sold out que buscaban. La conjunción en el enlace de sus canciones se mostró algo deslavazada al comienzo con pausas más extensas de lo habitual, hecho que solucionaron en la segunda parte del show con la energía y solvencia que siempre les caracteriza.
La carismática personalidad de Alex, los riffs inmensos de Edu, la punzante base rítmica del bajo de Fabio y el buen hacer del irremplazable batería Deiv fueron conquistando a los asistentes, entregados a sus irresistibles y electrizantes trallazos de rock directo y sin excusas
Todo comenzó con la Intro en la que Deiv, cual guerrero futurista, se nos presentaba con máscara de luz en el prolegómeno de “Fuego En La Radio”, el primer y pegadizo single de su disco Pirómanos a las que siguieron “El Enemigo”, “Desierto”,” Cadáver Exquisito”, “Sientes El Golpe” y “Animal” en la que Alex (voz) interactúa con el público relatando los sueños y el amor de este cuarteto de guerreros incansables en busca del Santo Grial del reconocimiento musical.
A continuación siguieron desgranando su potencia rítmica con “Luz Artificial” y “Tirar A Matar” en la que Juanma Latorre (guitarra de Vetusta Morla y productor de su último disco) acompañó al grupo con sus acordes. “Melodrama” fue la siguiente elegida a la que siguió una particular y emocionante versión de “Under The Bridge” en la que Kitai (una suerte de RHCP patrio) se gustan, disfrutan y hacen disfrutar a los asistentes.
La segunda parte del show inició con la trascendente “Lejos”, joya acústica musical del grupo, esta vez transformada en una versión más superficial y tendente a la promoción arreglada por Nikone, rapero transgénero de Carabanchel con más de 400000 suscriptores en Youtube que interpretó en directo junto a la banda (la larga mano de Sony siempre poderosa y omnipresente). “Labios de Papel” siguió a manos de Alex, voz y guitarra que dieron momentos de pausa y contención a la magnífica “Kitai”, emblema del grupo y bandera vigorosa de exaltación en la que las focos dieron paso a las luces personalizadas de un público fervoroso que, móvil en mano, iluminaba la gran ocasión.
Finalizada la pausa con lanzamiento de globos al público siguieron “H2O”, temazo del disco Origen en el que el cuarteto oculta sus rostros con famosas máscaras rojas evocadoras de la portada de Pirómanos. “Nací Caballo” y “He Vuelto” prosiguieron sin pausa hasta el discurso feminista de Alex, en el que animaba a toda mujer a revelarse y a empoderarse hasta las últimas consecuencias. Más tarde nos ofrecieron la pegadiza “Que Vienen” para cerrar el programa oficial con discurso plagado de agradecimientos y amor hacia su público.
Más tarde llegaría “Superior” en el que el lesionado batera Deivhook, a pesar de su menisco roto, exhibió su habitual músculo aguantando el tipo en todo momento y ofreciéndonos su característica aparición estelar, aupado en la tarima de metacrilato que siempre le acompaña y al mando de su incontestable combo de tom y caja aupado en su “vuelo” por cientos de manos de fans a modo de Abraracúrcix, jefe de la aldea rockera.
Para coronar el incendio del cuarteto pirómano tuvimos que esperar a los bises en los que Kitai cambió su habitual aspecto por unos divertidos disfraces de superhéroe con los que se despidieron interpretando la inesperada versión “Should I Stay Or Should I Go” (divertido remember con The Clash) y “Riviera Maya”, una de los mejores temas de su último álbum que complementaron con divertidos colaboradores disfrazados de dinosaurio.
Noventa minutos de buen espectáculo que refuerzan la estima y el valor de este joven grupo, poseedor del Récord Guiness de permanencia en un escenario y combativo a muerte por un sueño, motivo más que suficiente para apoyar a esta raza de bandas locales que necesitan del apoyo de todos los que amamos el directo sincero y sin artificios ¡¡¡FUEGO!!!
La Riviera (Madrid), 08/03/2019 (1/2 entrada aprox)
Alejandro Martínez-Esteve: voz
Fabio Yanes: Bajo
Edu Venturo: Guitarra
David Serrano: Batería
'Rock N Roll Girl' es una de esas canciones que no puedes (ni quieres) quitarte de la cabeza en todo el día. Una de esas canciones que te hacen feliz. ¿Que te levantas con el pie izquierdo? Pues la pones y se te pasa. Si es a volumen considerable, mejor.
Su autor, Paul Collins, lo es también de uno de mis jitazos favoritos en la vida, 'When You Find Out' (de la que decíamos en este blog hace un tiempo que podría ser la perfecta canción pop). Toca bastante en España, porque no sé si vive aquí o, al menos, vivió durante muchos años, pero nunca le había visto en directo hasta hace un par de semanas. Fue un concierto divertidísimo en el que cayeron muchas de su nuevo disco, pero también muchos temazos de su discografía. 'Rock N Roll Girl' entre ellos.
Han tenido que pasar ocho años para que me decida a incluir un tema de Metallica en el blog, y eso que fue mi grupo de referencia durante una época de mi vida. Pero las cosas como son, muy buenrolleros no son los californianos. Sus letras hablan de muerte y destrucción. Son apocalípticos y oscuros, por lo que me ha costado mucho encontrar motivos para incluir un tema suyo en CBR, pero finalmente lo he encontrado.
Esto del poder de la música en tu estado de ánimo es tan subjetivo como voluble, porque no solo depende de la persona en concreto (y de sus gustos musicales) sino también del momento vital que atraviese. Así que, aunque pueda parecer increíble, últimamente 'Enter Sandman' ha empezado a cobrar fuerza como CBR. Da igual que la canción hable de las pesadillas de un niño y que el insomnio me esté fastidiando últimamente, me basta con que me de el súper subidón energético que me da. Porque, creedme, cuando una viene de una racha tan devastadora como la que acabo de pasar toda inyección de energía es poca.
'Enter Sandman' es la primera canción que escuché de Metallica, y aunque no es -ni mucho menos-mi tema favorito del grupo tiene el privilegio de haberme abierto las orejas al thrash metal. Aún sin estar en el top five de mis predilectas de los californianos, es indudable que es un temón. Ese riff de guitarra, obra del discreto y excelente guitarrista Kirk Hammet hace reconocible la canción desde los primeros segundos en todo el globo terráqueo. Algo así solo lo consiguen los clásicos. Por supuesto, me escuché el Metallica (más conocido como Black Album) cienes y cienes de veces y de ahí pasé a devorar todo lo anterior de la banda, por estricto orden cronológico inverso.
Entre los 15 y los 18 años Metallica fue lo que más entró en mis oídos, y como sería lo que oía cuando no escuchaba a Hetfield, Ulrich, Hammet y Newsted que a mi madre le pareció un alivio. Y es que se dan dos circunstancias con Metallica que explican el respeto materno: la primera es la incuestionable calidad instrumental. La segunda es la voz de James Hetfield, nada de esos agudos tan habituales en el heavy metal a los que mi progenitora siempre calificaba de jauría de gatos peleándose.
Como buena adolescente que se precie, el fanatismo musical no vino aislado sino que estuvo acompañado de una fascinación absoluta por James Hetfield. Era mi sex symbol. Mi amor platónico. Ay. Mientras mis compañeras se forraban las carpetas con los Take That, Brad Pitt, Leonardo Di Caprio o otros atractivos muchachos, la mía estaba empapelada con el cantante y guitarrista de Metallica. "Puedo entender que te guste", me dijo entonces también mi madre, "parece un vikingo". Y era verdad. Lo parecía.
Se han hecho diversas versiones de 'Enter Sandman'. La más alabada es la realizada por Motörhead, en 2000, que le valió la nominación a un Grammy. La verdad es que el Lemmy le da un rollo aún mas oscuro e inquietante que Hetfield, pero por lo demás no aprecio tantas diferencias con la original como para que la nominen. A mí me gusta más esta otra versión, con la orquesta filarmónica de San Francisco. Una pasada.
Tengo que decir que mi furor metalicoso se diluyó a partir del Load, y el ReLoad ya ni lo compré. Tuve la suerte de verles en directo en 1993 en Vallecas, en pleno enamoramiento por la banda, en una noche que tiene un peso único en la historia de mi vida, y que merece otro post ;-). No he dejado de escucharles nunca. En los momentos más insospechados, Metallica aparecen en escena para insuflarme la caña que necesito para afrontar situaciones jodidas. Son un valor seguro. Por eso están aquí, para que esta noche no tenga pesadillas con las cosas que me agobian, ni con el hombre del saco (o el Sandman).
Nota a posteriori: No sé cómo se me ha podido pasar esta versión de la propia banda en el programa de Jimmy Fallon, perpetrada en colaboración con The Roots y sus instrumentos infantiles. Solo por ver a los cuatro Metallica hacer el indio con las trompeta y el tambor de juguete merece la pena :-)
(Gracias, socia, por recordármela)
Llamadlo amor de fan, pero en mi opinión, ya quisieran muchas nuevas estrellas del pop que lo suyo sonara tan fresco como 'Come On To Me', tema del último disco del septuagenario Paul McCartney.
Posiblemente Egypt Station no aparece en ninguna lista de los mejores álbumes de 2018. Es más, buscando información para escribir esta entrada ya me he topado con un par de críticas de lo más virulentas que piden poco menos que el ex-Beatle sea arrojado desde la cima del monte Taigeto. No lo sé y no me importa; no me interesan lo más mínimo esas clasificaciones con las que nos inundan todos los medios musicales, sin excepción ni piedad, en los últimos meses del año.
Hace días que tenía pendiente dedicarle un rato al blog pero no me ha dado la vida... y es que ¡he vuelto a trabajar! Después de estar casi un año de baja, ponerme al día está siendo bastante laborioso pero tengo que decir que tenía ganas... no es lo mismo estar de vacaciones que de baja por enfermedad, así que volver al curro es una buena noticia, significa que estoy recuperada. Y eso es algo que hay que celebrar con un tema como este, 'Whistle while you work'.
Ayer por la tarde tuve una revelación musical. O más bien: volvió de los pliegues más recónditos de mi memoria una canción que fue importante para mí y había olvidado completamente. Es algo que me ocurre de vez en cuando y siempre me asombra cómo es posible que se te borre un tema que has escuchado montones de veces.
El caso es que estaba yo en casa, pasando mi gripe en compañía de tebeos y cómics (porque cuando se está malo no hay nada como leer tebeos y cómics) y de la voz de Diego RJ en El Sótano de Radio 3, cuando mi oído reconoció esos acordes. "Joder... esta canción, esta canción...". Era 'No pierdas el tiempo', de Los Cheyenes, banda barcelonesa de garage rock creada en 1964 y, al parecer, deudora de grupos de tanta enjundia como The Kinks o The Animals.
Pues ya se acabaron las vacaciones navideñas. Los niños de la casa han vuelto al cole y los adultos a sus trabajos, y yo me he quedado sola. Después de tantos días de ajetreos y sociabilidad a tope, estar conmigo misma como única compañía da un poco de vértigo y de dolor de tripa, pero también algo de paz que se agradece un poquillo. Así que esta mañana me he dado una ducha de esas que solo puedes disfrutar cuando estás de vacaciones sin hijos y sin agenda, larga y reconfortante, con la mente en blanco hasta que 'So Lonely' ha empezado a sonar en mi cabeza.