Lo que vivimos este sábado en el Palacio de los Deportes de Madrid (WiZink Center) fue una demostración de vigor y fuerza sin límites. El ave Fénix reencarnado en Depeche Mode resurgió con furia de sus cenizas ante un fiel y entregado aforo de 15.000 personas lleno hasta los topes.
Con las entradas agotadas hace ya varios meses nos dispusimos a comprobar si el estado de forma del trio inglés conservaba el buen tono exhibido hace unos meses en el Nos Alive de Portugal o bien se asemejaba a su última cita en el Palacio de hace 3 años. La presentación de Delta Machine nos dejó un agridulce sabor de boca al presentarse como una mastodóntica franquicia de rock, más interesados en cubrir el expediente promocional que en disfrutar y hacer disfrutar al respetable. Pues bien, problema resuelto desde el minuto uno.