DIEZ AÑOS DE CBR

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jueves, 14 de diciembre de 2017

'El mejor cocktail' (by Carol)

El mejor cocktail
Los Brighton 64 de hoy en día, un poco más mayorcetes, pero tan elegantes como siempre
A veces me da por darle vueltas al tema de la edad biológica vs. edad mental. Por ejemplo: ¿Hasta cuándo puedo seguir llevando esta camiseta sin que los centennials me vean como una viejuna intentando aparentar diez años menos?

En el caso de la música, y dada mi querencia por los grupos del siglo pasado, la pregunta inquietante es: ¿Tiene sentido que unos sexagenarios calvos continúen cantando himnos de rebeldía juvenil?

miércoles, 8 de mayo de 2013

Town Called Malice (by Carol)

Mi ciudad natal es en realidad un pueblín venido a más, una aldea con mucho garruléitor con ínfulas, pero también, afortunadamente, con personas estupendas a las que quiero y respeto. Mantengo con ella una relación extraña de afecto y repulsión (aunque no al cincuenta por ciento), y si bien es cierto que siempre que la visito me suelo divertir, hay algo que me aleja de ella irremediablemente. Soy dubitativa y de ideas turbias, pero si algo he tenido claro desde siempre era que tenía que tomar las de Villadiego cuanto antes. Lo cual no quita para que cuando me dejo caer por allí me lleve lo mejor de ella -la buena compañía y los buenos vinos, básicamente-.

A lo mejor es por eso que siempre me gustan las canciones que hablan, directa o indirectamente, de escapar de alguna parte. Supongo que todos tenemos en algún momento el deseo de huir, sea del lugar en el que vivimos o trabajamos o de alguien que nos tiene atrapados, o de nosotros mismos. Fly, fly away from this dirty boulevard, que dice el Genio.

'Town Called Malice' es una hermosa canción inspirada por una ciudad chunguita (o eso parece): Woking (Surrey, Inglaterra), donde nació y creció Paul Weller, The Modfather, uno de los músicos más admirables y de los hombres más atractivos y que mejor saben llevar un traje en este mundo (información extramusical, sí, pero tenía que decirlo). Llevaba tiempo queriendo sacar un tema de The Jam y manteniendo encendidas discusiones conmigo misma porque no me decidía por cuál. Tienen tantos temazos que no puedo afirmar que ésta sea mi canción favorita de la banda, pero sea como sea, me pone cardiaca perdida. Aparte, suena en “Billy Elliot”, una de las pelis que más me han entusiasmado en los últimos 10 años y con una de las bandas sonoras más brutales de la historia del cine.


Incluida en su álbum The Gift (1982), ‘Town Called Malice’ supone un punto de inflexión en la evolución musical de The Jam. El inquieto Weller empezaba a sentirse encorsetado en el revival mod y en la formación guitarra-bajo-batería y estaba empapándose de Northern Soul y de los sonidos negros americanos más allá de las piezas más célebres de Stax y Motown. Así que con ‘Malice’ empiezan a moverse en esa dirección, introduciendo ese teclado tan característico sin el que la canción no sería la misma.

¿Puede una melodía que contagia tanta energía y felicidad complementarse con una letra jodida? Pues sí, puede. Tan agudo observador de la Inglaterra de su época como Morrissey o Joe Strummer, The Modfather había escrito la letra antes de que compusieran la música, como reflejo de la depresión económica y social no sólo en su Woking natal, sino en la que empezaba a sumirse todo el país con los ajustes férreos de la Thatcher, poniendo en pie de guerra a la clase obrera y los sindicatos. La buena noticia era que se podía escapar de ese panorama de trenes fantasma y de amas de casa pasándolas putas para llegar a fin de mes. Stop apologizing / for the things you've never done / Cause time is short and life is cruel / But it's up to us to change. Como explica el propio Paul en este recomendabilísimo artículo suyo y del bajista Bruce Foxton: “La canción es una extraña contradicción. Sube el ánimo, pero también encierra un duro realismo” (la traducción es mía y un tanto libre).

Como no podía ser de otra manera, este jitazo se disparó al número 1 de las listas de éxitos. Estoy con Weller cuando dice: “Es una de mis mejores canciones, líricamente y en términos de lo que significa para la gente. Creo que todavía es relevante. No pienso que hayamos avanzado mucho desde entonces”.

Ya sé que decimos lo mismo de todas las canciones… ¡pero esta vez es verdad!: si no bailas cuando la escuchas, si al menos no mueves los pies o la cabeza o tus dedos tamborilean sobre la mesa en cuanto empieza a sonar la línea de bajo… sentimos decirte que estás muerto.





¿Hace falta decir que amo los clips de Top of The Pops, a su público bailongo y a Paul mascando chicle mientras canta?

No soy tan viejuna como para haber visto a los Jam en directo (por favor, que nadie mencione a esos From The Jam perpetrados por Foxton, que ni son Jam ni son ná), pero sí he tenido la suerte de ver un par de veces a The Modfather, una de ellas en la gira de su increíble acústico Days of Speed. Y ahí cayó esta maravilla, aunque para mi gusto, donde esté la original… Perdonad por el cutrevídeo, pero no he encontrado ninguno del directo (de millones de tíos anónimos haciendo versiones, sí).




PD. Quiero agradecer a nuestros crecientes fans las sugerencias musicales que me están haciendo y que prometo tener en cuenta, siempre y cuando se ajusten a la temática del blog. ¡No me pidáis baladones! ;-)

viernes, 5 de octubre de 2012

Arco Iris (by Carol)

¿Veis ese vinilo que terminasteis por rayar de tantas veces que lo escuchasteis? Pues mi disco rayado es En el club, segundo álbum de Los Flechazos. Cómo no iba a ser así, si fue durante mucho tiempo mi grupo favorito (al menos en la categoría de contemporáneo y español), al que seguí con fervorosa fidelidad hasta que, poco a poco, sus canciones dejaron de emocionarme. La edad, supongo.

En esa etapa de ultrafán hubo muchos viajes para verles tocar, la mayoría de las veces a pueblos que quedaban donde Cristo perdió el mechero, previo soborno o lloriqueo a padres y hermanos mayores para que nos llevaran en coche; muchos disgustos cuando los bolos se suspendían por la lluvia; mucha memorabilia sustraída del escenario (desde púas de guitarra hasta botellas de agua vacías). En fin, pasión, pero pasión musical: no penséis que era un rollo boy-band de pibonazos, porque tanto el frontman, Álex Díez (ahora Cooper), como el resto de los integrantes eran chicos/a de lo más corriente. Era otra cosa. Era la música.

León es una ciudad pequeña y no demasiado interesante, pero curiosamente bulle una importantísima escena mod encabezada por Los Flechazos, que fueron uno de sus principales exponentes en este país junto a Brighton 64, Los Negativos, Los Substitutos o Los Elegantes. Yo nunca he sido militante de nada, pero simpatizo mucho con esta gente y con sus gustos estéticos y artísticos. Sobre todo les interesa la música y pasan tres kilos de las modas, y eso está bien.

Caí en la flechazoadicción con 17 años (anteayer, vaya). Tenía un par de compañeros de instituto que hablaban del grupo todo el tiempo, y un día encontré en las estanterías del difunto Discoplay su tercer disco, ¡Preparados, listos, ya!, que acababa de salir. Así que me lo llevé a casa y mi hermana y yo enloquecimos literalmente; lo poníamos tanto que mi madre, jartita de oírlo, llegó a amenazar con tirarlo por la ventana. En cuanto pude me compré el resto de la discografía y así llegué a mi favorito. En el club (DRO, 1989) es un álbum súper vitalista, muy fresco, con canciones repletas de referencias a la cultura sixties y a la rebeldía juvenil, que hablan de clubes nocturnos donde la gente baila hasta desfallecer, de cantantes de blues, de pintores de Pop-Art. Cuando se me pasó la fiebre estuve años sin escucharlo, y me encantó comprobar, cuando lo recuperé hace algunos meses, que mantenía intacta su capacidad para ponerme de buen humor. Me parece un ejemplo perfecto de cómo ha de ser un disco de pop, breve y contundente, y con una estructura perfecta: cada canción está exactamente donde tiene que estar y no se me ocurre ninguna mejor para cerrarlo que 'Arco Iris'. La portada es también genial.

Es complicado elegir un tema de ese disco, porque me flipan todos. Por ponerme estupenda, quizás el que menos me gusta es justo el que alcanzó más éxito, 'La chica de Mel' (infaustamente retitulada en algunos karaokes como “La chica de Miel”: sin comentarios). 'Arco Iris' es el más cañero del álbum, el que tiene un sonido más sucio y una letra más críptica y menos “teen”. Compuesta, como prácticamente todas las suyas, por Álex Díez, está inspirada en el libro de Saint-Exupery Vuelo nocturno. Consigue, creo yo, crear una atmósfera de desasosiego y aventura, reforzada por esa batería brutal, las guitarras afiladas y el inconfundible sonido del Farfisa de Elena.

Siento no haber podido encontrar un buen vídeo en directo, porque ¡cómo eran los directos de esta gente! Que se lo digan a mi querida amiga Trini, con la que compartí tantos conciertos, tantas afonías y tantas tortícolis bailando esta canción y berreando "o-o-oooos".