'Soy un macarra' (by Carol)

Ilegales, hace unas cuantas primaveras (foto: Facebook Ilegales)

Ilegales es un grupazo al que tardé en prestar oídos. Y eso que crecí escuchando su música por aquí y por allá, pero supongo que eran demasiado tremendos para una chavala de mi edad y generación.

"Eres una puta, pero no lo bastante", "Hola, mamoncete, qué haces por aquí" o "Voy a toda hostia por la carretera"... me sonaba un tanto excesivo con 8 años. Jorge Martínez me daba pavor, me recordaba a los matones del cole; ya no os digo nada cuando salía con la gorra de las SS. 

Incluso ahora, con unos cuantos añitos más encima (¡al borde de la COVIDvacuna!), muchas canciones de Ilegales me siguen resultando inquietantes, aunque a la vez me flipan. 'Yo soy quien espía los juegos de los niños' es un buen ejemplo. ¡Qué guitarra, qué línea de bajo y qué letras, copón! 

El caso es que tardé en pillarles el punto y no llegaron nunca a ser uno de mis grupos de cabecera, pero de vez en cuando me da la vena y pongo sus discos en bucle. En las entrevistas, la irreverencia y la lucidez de Jorge siempre me impresionan. (Por cierto, cuando estaba en la universidad, una gente que estudiaba en Oviedo me contó que estaba enrollado con una de sus compañeras de piso y que era timidísimo. A saber si era verdad o invent total...). 

Pero volvamos a la niñez. Recuerdo a uno de mis primos mayores coreando 'Soy un macarra' a grito pelado en la casa de mis abuelos, y yo ojiplática, "¡ha dicho hostia!", tapándome la boca con las dos manos como si se me fuera a colar por ahí Satanás. Mis padres eran ateos perdidos, pero hay que recordar que en los colegios públicos de los 80 la religión aún era obligatoria y, al menos en el mío, de las paredes de las aulas todavía colgaba un crucifijo. 

Mis memorias infantiles de Ilegales también pasan por los veranos en la piscina municipal. La familia que regentaba el bar tenía la potestad de poner la música que sonaba por los altavoces. El chaval, algo mayor que yo (y que se convirtió en mi colega años más tarde), pinchaba incansablemente a los asturianos, a Kortatu y a otras bandas por el estilo. Ahí se quedó para siempre incrustado en mi hipocampo cerebral el estribillo de 'Don Vito y la revuelta en el frenopático'. Hoy me parecería la leche, pero de aquella estaba contaminada por la radiofórmula. Qué le vamos a hacer. 

Años después, mira tú por dónde, 'Soy un macarra' es, junto a 'Tiempos nuevos, tiempos salvajes', dos de mis temarracos favoritos, de esos que me ponen como una moto.

Con muy buen tino, Siniestro Total se la llevó a su terreno en su disco de versiones Cultura popular: 

Termino con una versión que he encontrado por grata casualidad y que me parece bien chula. Os dejo con 'Soy un macarra' visto por Papaya. ¡Salud!