'A veces la vida es hermosa' (by Carol)

Pablo Und Destruktion dejándonos alucinados en San Isidro 2018 (foto: Diario de Madrid - Wikipedia)

La insatisfacción permanente es parte de la condición humana. Siempre tenemos un motivo de queja que creemos legítimo. Siempre hay algo que no encaja. Luego la intensidad ya depende de cada persona: hay quien ve el vaso medio lleno, quien lo ve medio vacío, quien lo ve lleno de un licor que no le gusta y quien ni siquiera ve el vaso.  

Se supone que cuando vives una experiencia extrema —una enfermedad grave, la muerte de alguien querido o algo por el estilo— tu orden de prioridades cambia. Se suponía que esta puñetera pandemia nos iba a transformar para mejor, que íbamos a salir de ella más generosos, más conscientes de que la felicidad está en pequeños gestos como abrazar a tus abuelos o tener un par de euros en el bolsillo para tomarte una caña al sol. 

Era mucho suponer, claro. Yo misma, que cada vez me parezco más a los críticos cascarrabias de Los Teleñecos (aunque con más pelo y sin bigote), me encuentro a veces refunfuñando porque no puedo tomarme esa caña en la barra, por ejemplo. ¡Cuando hace un año ni siquiera estaba permitido salir de casa más que para tirar la basura! 

Y eso que he progresado mucho, o eso creo. Cuando era pequeña y me reñían por algo que me parecía injusto, me imaginaba con fruición qué pasaría si me muriese en ese momento. ¡Cuánto se arrepentiría entonces quien me había castigado! Admito que mi plan tenía el pequeño fallo de que, si palmaba, no tendría manera de presenciar esa escena de arrepentimiento, pero bueno. A veces leo anotaciones en libretas antiguas, o textos o canciones que publiqué en Feisbu o en este mismo blog, y pienso con alivio que ya no siento ese desasosiego y esa oscuridad siempre al acecho. Aunque en ocasiones, a la que me descuido, me sale otra vez la drama queen que llevo dentro y la lía parda en un momento... 

Deberíamos cultivar más la capacidad que sin duda tenemos de ver el lado bueno de las cosas, de las personas, de cada momento. La vida puede ser una película de terror, pero a veces la vida también es hermosa, como dice Pablo Und Destruktion. 

Pablo Und Destruktion es un músico absolutamente inclasificable, con la presencia escénica de un Jacques Brel o un Raphael, un vozarrón imponente a lo Scott Walker y un discurso de los que te dejan tocada un buen rato. Aún tengo la piel de gallina desde la primera vez que le escuché en directo cantando 'En el pozo María Luisa'. 

Pienso que 'A veces la vida es hermosa' es una pieza peculiar dentro de su repertorio, bastante oscuro en general. Será que, como canta Leonard Cohen en 'Anthem', "hay una grieta en todo, así es como entra la luz". 

No recuerdo cuándo llegó a mis oídos por primera vez, pero desde entonces, 'A veces la vida es hermosa' siempre ha formado parte de mis playlist para venirme arriba. El riff de guitarra y la base de batería son absolutamente hipnóticos, y la letra nos recuerda esos momentos, aparentemente triviales, que dan sentido a nuestra existencia.

A veces la vida es hermosa

Como cuando cascas las patas de un cangrejo

[...]

A veces la vida es hermosa

Como cuando fumo y me fijo en tu ropa

A veces la vida es hermosa

Como cuando agarro muy fuerte tu boca

¡Qué imagen más poderosa, esa de cascar las patas de un cangrejo! 

Sin duda, la música de Pablo und Destruktion y este tema en particular es una de las cosas que llenan la vida de hermosura. Cuando me asalten de nuevo mis demonios interiores para arrastrarme a la autocompasión y al gruñido constante, procuraré recordar mis privilegios: poder escuchar todas las canciones que quiera en cada momento, tener a alguien a quien abrazar con gusto, beberme esta cerveza rebosante de espuma. La vida a veces es una mierda, sí, pero ya que estamos aquí, hagámoslo lo mejor que podamos.