Ilustración de Andrew Kolb |
Pablo era una excelente persona, un amigo envidiable, un hombre talentoso, brillante como un Starman pero sin eclipsar. Nadie se sentía abrumado por su presencia, a pesar de su envergadura tanto física como intelectual, porque él sabía como quitarle peso a todo lo suyo, transformando lo excepcional en normal, de forma que los insignificantes mortales que le rodeábamos nos sentíamos sus iguales. Con cada conversación que tuve con él pude percibir como ganaba neuronas, como adquiría cultura y destrezas. Gracias a él soy más lista y mejor persona de lo que era antes. Él me descubrió a David Bowie. ¿Decidme si no es como para agradecérselo eternamente?
Se ha ido como se fue el Mayor Tom de Space Odissey, avisando a los que nos quedamos de que no iba a volver y dejándonos huérfanos en la Tierra. Aunque amaba la vida: comer bien, beber bien, viajar y disfrutar de todo lo que tenía a su alcance, siempre mantuvo el espíritu crítico hacia lo que no le parecía bien, hacia lo que creía que se podía mejorar. Y eso le hacía aún más grande.
Pablo era enorme, en todos los sentidos, y lo será siempre para aquellos en los que ha dejado huella. Sé que no podré escuchar a Bowie sin que su sonrisa me venga a la mente ¿y quién sabe? Puede que algún día nos encontremos en Marte.
Hasta siempre.
Preciosa despedida Isa, me sumo a cada palabra, nos ha dejado un Gentleman, con mayúsculas, hiperbólico. Un gran tipo.
ResponderEliminarEmocionante y maravillosa despedida!
ResponderEliminarRepito lo que he dicho en Feisbu: cuando me muera, me encantaría que se despidieran de mí así.
ResponderEliminarCreo que sólo podemos alcanzar la inmortalidad por nuestro legado artístico (quienes lo dejen) y, en un registro más pedestre, mientras los que nos quisieron se acuerden de nosotros. Cada vez que suene Bowie recordarás a Pablo. Es muy bonito, creo yo.
Gran despedida. Gracias por poner por escrito mis sentimientos
ResponderEliminarGracias por los comentarios. Viva Pablo y Viva Bowie.
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