No soy el tipo de persona que ama el verano. A ver, me gusta el buen tiempo y creo que todos los ciudadanos, en un mundo perfecto, deberíamos tener al menos una semana de vacaciones pagadas en la playa. Pero también me gusta mucho que haga frío a veces y llevar jerseis de lana y todo eso. Supongo que esto es, de nuevo, un trauma procedente de la adolescencia. Entre los 12 y los 18 años, más o menos, casi puede decirse que temía que llegara junio. Seguramente la experiencia habría sido distinta si hubiera vivido en una población costera, pero yo era de interior y odiaba ir a la piscina y tenía mil complejos que me hacían odiar aún más ir a la piscina. Vivía el estío (Isa, va en tu honor, que sé que te gusta la palabra ;) como un largo y aburridísimo paréntesis en el que no tenía gran cosa que hacer, salvo leer, y me aburría tanto o más cuando tocaban las vacaciones familiares.
Sin embargo, a medida que me hice mayor y empecé a ganar independencia en todos los sentidos y a desprenderme de lastres (a saber, complejos y amigos-basura), he empezado a disfrutarlo más. Y hay veces en las que una se siente veraniega aunque esté en medio del más gélido invierno. Hoy es una de esas ocasiones, y no sólo porque esté escribiendo desde el Mare Nostrum, que también. Así que creo que 'Summertime Blues' es una canción perfecta para ilustrar mi relación amor-odio con esta estación del año.
Sin embargo, a medida que me hice mayor y empecé a ganar independencia en todos los sentidos y a desprenderme de lastres (a saber, complejos y amigos-basura), he empezado a disfrutarlo más. Y hay veces en las que una se siente veraniega aunque esté en medio del más gélido invierno. Hoy es una de esas ocasiones, y no sólo porque esté escribiendo desde el Mare Nostrum, que también. Así que creo que 'Summertime Blues' es una canción perfecta para ilustrar mi relación amor-odio con esta estación del año.