Sweet Child O' Mine (by Isa)

A los 15 años, deshacerse del 'estigma' de niña pava y empollona era para mí un objetivo vital principal. Un 'must', como dicen ahora los modernos. No valía ser normalita. Había que tener un puntito gamberro e insolente que me eximiese del halo intelectualoide, tan mal visto en los años púberes, que suponía sacar buenas notas y que te gustase leer. En fin, era lo que había y, como siempre, nunca lo habría logrado sin la música.

En los albores de mi adolescencia tuve un fulgor  metalero que se inició con Guns n' Roses, y aunque en seguida les relegué por representantes del Thrash Metal, (que pasó a ser mi género predilecto durante una buena temporada) siempre les reconoceré su papel como incitadores de mi propio estilo personal.

Comenzaba la década de los 90, con el estallido del grunge y el renacer de un heavy metal con aire renovado auspiciado por la era dorada de la MTV, con sus videoclips y sus sesiones acústicas, los famosos MTV-Unplugged en los que se parieron temas antológicos. A mis amigas les gustaba Axl, que en aquella época era todo un sex-symbol, y aún reconociendo que sus pantalones elásticos marca-paquete causaban furor, nunca le perdoné su escasez de cuello, que le sitúa en la categoría de Fernando Alonso. Yo era más de Slash, a pesar de que no se le viera la cara. O quizá precisamente por ello. Gracias a Izzy Stradlin empecé a llamarme Izzy, aunque mis amigos jevis prefirieran llamarme 'Isilla' ;-)


Los Guns n' Roses estaban de moda. Acaban de sacar su 'Use your Illusion I y II', que fueron los discos con los que empecé a escucharlos y el 'You could be Mine' nos llevó a muchos a ver a Schawzenegger en la gran pantalla (por primera y última vez). El siguiente paso era descubrir el Appetite for Destruction, del 87, el mejor disco de la banda desde mi humide punto de vista: lleno de hits cañeros. Un subidón de principio a fin. La balada del LP es Sweet Child o' Mine, la favorita de las chicas. No sé la cantidad de veces que habré imitado el convulso bamboleo de caderas de Mr. Rose en los bares que frecuentaba entonces o habré entrado en trance masturbador con el intenso solo de Slash, que reducían sensiblemente en la versión de radio fórmula, para cabreo del líder de la banda.




El riff inicial, muy valorado en rankings guitarreros a pesar de su simpleza, fue el que dió origen al tema. Por lo visto, Slash trataba de imitar un sonido cirquense para burlarse de Axl que se acababa de tropezar, y a Rose le moló tanto el invento que compuso una canción para su novia de entonces, Erin Everly (hija de uno de los Everly Brothers). La letra es un 'poema' bastante infantilón y repetitivo (She's got eyes of the bluest skies / As if they thought of rain) de cuando aún la miraba con veneración, antes de casarse con ella y de someterla a supuestos abusos, algunos de ellos inmortalizados en el polémico (e inédito) vídeo de It's So Easy.

La parte final del tema, con el 'Where do we go' de Axl en su registro más grave, daba tregua a mi madre que habitualmente asomaba por la puerta de mi habitación alarmada por la jauría de gatos desatada dentro de mi radiocasette (sí, habéis leído bien, aún no podía permitirme los CDs). En el vídeo salen todas las novias de los miembros de la banda de entonces. El sueño de cualquier novia groupie, que se precie. Y, aunque por lo visto Axl quería haberle dado un tono de denuncia contra el narcotráfico narrando la espeluznante historia de una mujer saliendo del país con un bebé muerto y relleno de heroína, la Geffen no le dejó y la otra versión oficial del clip es esta, en blanco y negro.




El tema es un incuestonable clásico del hard rock, y ha formado parte de la banda sonora de unas cuantas pelis, en algunas jugando un papel muy relevante como en la autobiográfica The Wrestler, en la que acompañaba a Mickey Rourke en su salida al ring (algo que también hacía durante su etapa de boxeador en la realidad). De todas las versiones del tema, la más famosa es la de Sheryl Crow, que le queda más bien sosilla y la más original la de la sueca Victoria Bergsman en su proyecto Taken by Trees, aunque yo me quedo con este directo de Texas:

Sweet Child O' Mine me acompañó en la travesía de dejar de ser una dulce niña, aunque no pueda evitar volver a serlo un poquito cada vez que la escucho.