Sabina en la era pre-sombrero hongo |
¿Os he contado ya que fui muy, MUY sabinista en mi juventud?
Pues sí. Este señor forma parte destacada de la banda sonora de mi infancia. En la casa de mis padres había qué sé yo cuántas casetes y discos de Joaquín Sabina y de La Mandrágora. El disco en directo de Joaquín Sabina y Viceversa lo habremos escuchado mil veces por lo menos. Debe estar hasta rayado, fijo.
El bueno de Joaquín me siguió acompañando durante muchos años, hasta que un día, como ocurre a veces con los grandes amores, me dejó de interesar. No sos vos, soy yo. Escuchaba otra música, andaba en otros parajes sonoros bastante alejados. Pero... también fue él. En un momento dado, me pareció que todas las canciones que componía eran la misma. Esas historias urbanas que tanto me habían llegado en su momento perdieron, de pronto, su encanto. Y luego empezó ya con esos rollos de discos con Fulano y con Mengana, un montón de peña con la que no tenía nada que ver tocando versiones suyas que no les pegaban ni con cola...
En fin, que lo nuestro se acabó. Lo cual no quita para que siempre que recorro el tramo Tirso de Molina-Sol-Gran Vía-Tribunal del metro de Madrid canturree internamente 'Caballo de cartón'. Ni para que 'Pacto entre caballeros' me siga pareciendo un temarraco que, claramente, merece una entrada en este blog.
'Pacto entre caballeros' es uno de los mejores ejemplos del pulso de Sabina para contar toda una historia en solo tres o cuatro minutos. Podría decirse que es un relato corto con música. Para quienes no conozcáis la canción, detalla la farra que se pega con tres quinquis que le atracan pero que, al reconocerle, no solo le devuelven todas sus pertenencias, sino que se consideran en la obligación de invitarle toda la noche.
Seguro que a muchos os pasa lo mismo que a mí (a quienes tenéis edad para conocer estas canciones): que cada vez que veo una concentración exagerada de policías en la calle, no puedo evitar que me vengan a la cabeza los coros finales de esta canción y/o la de Eskorbuto.
'Pacto entre caballeros' es uno de los mejores ejemplos del pulso de Sabina para contar toda una historia en solo tres o cuatro minutos. Podría decirse que es un relato corto con música. Para quienes no conozcáis la canción, detalla la farra que se pega con tres quinquis que le atracan pero que, al reconocerle, no solo le devuelven todas sus pertenencias, sino que se consideran en la obligación de invitarle toda la noche.
Seguro que a muchos os pasa lo mismo que a mí (a quienes tenéis edad para conocer estas canciones): que cada vez que veo una concentración exagerada de policías en la calle, no puedo evitar que me vengan a la cabeza los coros finales de esta canción y/o la de Eskorbuto.
Puedo imaginarme que le habrán preguntado unos dos millones de veces por la veracidad de la historia, que él corrobora en parte, como podéis leer en este divertido chat con lectores de El Mundo.
Vamos al lío. Estoy muy contenta de haber encontrado vídeos de la época (1987), que es donde se ven sus pintas de entonces y esos fantásticos rótulos que ponían en la tele de "sonido en directo":
Me extraña bastante no haber encontrado más versiones "profesionales" de este tema. Si conocéis alguna, os agradezco la pista. Sólo he encontrado esta de Estopa, que bueno... A mí es que no me van mucho, la verdad (y por lo que veo, a muchos de los que han dejado comentarios en el vídeo, tampoco). Así que he optado por poneros este vídeo de Pau. Pau es un niño pequeño bastante gracioso cuyo tío está tan orgulloso de él como para colgarlo en YouTube, y oye, ¡que tiene casi 800 visualizaciones! Para el próximo post busco uno de gatetes, a ver si entre niños y animalicos ganamos unos cuantos fanses.
Yo también era Sabinista a tope. Recuerdo un concierto en lo que era la antigua ciudad del Real Madrid, en las primeras filas. Salí agotada y deshidratada de tanto cantar como pocas veces me ha pasado en un concierto. jajaj
ResponderEliminar¡Esa sensación de felicidad absoluta! Si es que ir a un concierto es uno de los planes más divertidos del mundo, ¡es así!
Eliminar¡Gracias por comentar, Unknown! :-)
Yo nunca he desterrado del todo mi adolescencia sabinista. Mi madre es paisana suya (y de Muñoz Molina) por lo que me une una cercanía rara con el de Úbeda, a quien en mi familia veneran. He crecido con él y lo he exportado al extranjero (hay guiris que lo conocen por mí), de alguna manera forma parte de mí biológicamente.
ResponderEliminarEsta canción es un must, no solo de los sabinista, sino de toda una generación y de quienes aspiren a conocerla. Tiene todo lo necesario para ilustrar la noche madrileña de los ochenta: yonquis, putas, cutrerío y mucha, mucha policía.
Eso, mis hijos también lo corean cuando ven a la pasma o oyen las sirenas. Algo estaré haciendo bien ;-)
¡Madre del año y embajadora cultural, sin duda! :D
EliminarJijiji, me encanta cómo refleja ese cheli tan de "La estanquera de Vallecas": el peluco, el pico, la litrona... Siempre me imagino a uno de ellos como el chaval rubio de la película :P
jajajaja veo ahora el vídeo del Pau... podría ser perfectamente Lola cantando Adiós papá, Es que me pica un huevo o esta misma ;-)
EliminarVeo a los servicios sociales apareciendo por tu puerta cualquier día :P
EliminarSolo me gusto el dueto que se marco con Rosendo , el resto , pfff .
ResponderEliminarEn general, detesto los duetos, aunque si es con Rosendo, seguro que está bien ;-)
EliminarEs un tema de éstos que a veces se comen a su autor, pero Sabina tiene tantos de esos que igual no le afecta tanto... Lo considero temazo, qué le vamos a hacer ;) Siempre da buen rollo escucharla y para eso estamos por aquí, ¿no? ¡Un buen rocanrol patrio nunca está de más!
ResponderEliminar¡Y que lo digas! Como decía aquel, ¡hay poco rocanrol!
EliminarNo sé si es por la distancia, pero fíjate que a mí esta no me parece de las canciones que más se han "comido" a Sabina. Pienso más en "Y nos dieron las diez", que la llegué a aborrecer.
Ayyyyyyy, qué bonico el crío "y me dijo oye coleeega" XD
ResponderEliminarQué guay, sí conocía la canción, claro, pero no me había detenido a atender a la letra. Me recuerda a aquella de Los Porretas (cuidaaaaa'o, salvando las distancias, no me expulséis :P) donde cuenta la noche en la que se metió en el coche de un mono XD
Jajajaja, bueno, sí... Uno acaba en compañía de quinquis y otro de maderos, pero se dan un aire ;-)
Eliminar¡Vivan Los Porretas!
EliminarNuestros antiguos vecinos ;-)
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