Mrs. Robinson (by Carol)

Será porque acabo de dejar atrás la treintena que llevo un par de días sin quitarme ‘Mrs. Robinson’ de la cabeza. No es que me perturbe mucho; la crisis gorda de adultez ya la viví de los 30 a los 33. Pero supongo que toda la leyenda que rodea la llegada de los 40 estará campando a sus anchas por mi subconsciente. O será porque, aunque siempre me atrajeron los hombres mayores que yo, mi pareja actual es unos cuantos años más joven.



Y sin embargo, la juventud no deja de ser un concepto elástico, subjetivo y sujeto a consideración en cada época. Si tenemos en cuenta que Anne Bancroft tenía 36 años cuando se metió en la piel de la señora Robinson y sedujo al imberbe Dustin Hoffman en El graduado... bueno, si eso es ser madura, que me digan dónde hay que firmar para tener ese fantástico porte de mujer fatal.

Pero vayamos al origen verdadero de todo esto: los 80, coche-carraca familiar recorriendo carreteras casi siempre gallegas, ventanilla bajada (¿aire acondicionado? ¿Eso qué es?) y dando vueltas en el radiocasete una cinta de grandes éxitos de Simon & Garfunkel, más conocidos en España como Simón y Garfúnkel. Los cortes de ese recopilatorio fueron banda sonora habitual de mi infancia: ‘I Am a Rock’, ‘The Sound of Silence’, ‘The Boxer’, ‘Scarborough Fair’… Pero mientras éstas tenían un poso melancólico, ese guitarreo inicial de ‘Mrs. Robinson’, introduciéndonos sin preámbulos en la canción, y ese estribillo –“Wo wo wo… hey hey hey”-, parecían de buen rollo, aunque en verdad es un tema amargo sobre los tiempos pasados.

Al parecer, Paul Simon lo había compuesto pensando en Eleanor Roosevelt, y de hecho el título inicial era Mrs. Roosevelt, hasta que Mike Nichols, director de ‘El graduado’, les dijo que la quería en su película. La letra es extraña y hay varias interpretaciones respecto a su significado. Una clave que parece plausible: Eleanor fue una mujer fuerte y luchadora, siempre a la sombra de la figura de su marido, Franklin D. Roosevelt, el que fuera uno de los presidentes más populares de los Estados Unidos. Se conoce que éste le ponía unos cuernacos importantes, y de facto estaban separados, aunque ante la opinión pública mantuvieran la ficción de matrimonio ejemplar. He leído por ahí incluso que ella tuvo una relación con otra mujer. También la señora Robinson era una dama con una vida familiar llena de insatisfacciones y con secretos que guardar, como follarse a un recién graduado mucho más joven que ella. Hace siglos que vi la peli y no me acuerdo más que de pequeños detalles, pero para más información os sugiero que echéis un vistazo a esta página que me tiene loca, Genius, una especie de Wikipedia con comentarios de las canciones línea a línea, y al siempre interesante Songfacts.

Vamos allá con esta versión en directo en la que, por cierto, queda claro que Art Garfunkel y Eduard Punset son la misma persona:

Seguro que todos tenemos requeteoída la versión de The Lemonheads, que es básicamente idéntica a la original pero con reprise (vaya, que suena bien, pero tampoco aporta gran cosa). Pero lo que al menos yo desconocía es que existe una nada menos que de El Viejo Ojos Azules. Menudo honor, que Sinatra decida cantar una canción tuya, ¿eh? Fijaos en qué tono más diferente le aporta.

En todo caso, y con perdón de Frank, me sigo quedando con el artefacto original. Así que en mi larga lista de deberes de fin de semana, que no es nunca lo suficientemente largo para hacerlo todo, está revisar tanto la discografía de estos zagales como El graduado.

Y hoy no puedo despedirme sin desearos: ¡¡¡rock and roll, salud y república!!!