Os cuento que he empezado el año con cierta flojera, como que me faltan motivación o nutrientes o yo qué sé. ¡Y no habrá sido por no llenar el buche durante las Navidades, no!
Cierto es que la actualidad es siempre desalentadora (si hablamos de la internacional, y de Gaza en particular, este adjetivo se queda muy raquítico), y eso no ayuda a levantar el ánimo.
Cuando la vida pesa demasiado, decido dar esquinazo a las noticias del día y escuchar sólo música, o quedarme en silencio absoluto. El silencio: ¡qué bien tan preciado y cuánto lo desaprovechamos!