Retrocedamos aún más en el tiempo. Conocí a la Hardy gracias a ese hombre nunca suficientemente ponderado llamado Juan de Pablos y a su adorable Flor de Pasión, que resiste orgulloso en la parrilla de Radio 3 pese a los desconsiderados y continuos vaivenes en su franja de emisión. Con lo que ha hecho Juan de Pablos por la educación musical de varias generaciones de este país, ya tendría que tener una calle con su nombre como mínimo.
Con debilidad evidente por las cantantes francesas de los 60, Françoise sonaba asiduamente en el programa, junto a otras coetáneas como France Gall o Sylvie Vartan. Pero ella era distinta. Tenía un estilo mucho más interesante, una belleza más natural y menos cándida. Y lo más importante, componía sus propias canciones, algo poco común en la época. Vamos, que no se puede tener más clase que la Hardy. Después de soltar este rollo… voy y elijo un tema que no es suyo, pero tengo buenas razones, ya veréis. Le temps de l’amour fue compuesta en 1965 por Andre Salvet y el cantante y actor Jacques Dutronc, quien se convertiría en su marido posteriormente. Esta preciosa canción tiene una intro absolutamente magistral y una letra que parece sencilla, pero describe toda la complejidad, la efervescencia y la tristeza que encierra cada historia de amor:
Es tiempo de amor,
tiempo de amistad
y de aventuras.
En este vaivén
no se piensa en nada
a pesar de las heridas.
Pues el tiempo de amor
es tan largo y tan corto
que dura para siempre,
ya lo sabemos.
Llevo varias semanas con este tema de la cabeza, desde que vi una de las películas que más me ha flipado en mucho tiempo: Moonrise Kingdom (gracias, Wes Anderson, por este regalo). Es la pieza perfecta para la banda sonora de una cinta que habla de la primera vez que te enamoras, del deseo de crear un mundo sólo para los dos, lejos de la realidad de mierda en que vive -o cree vivir- cualquier adolescente, y más si eres un outsider total como Suzy y Sam, los protagonistas. No quiero hacer spoiler por si algún lector no la ha visto (en cuyo caso se está perdiendo algo extraordinario), pero Le temps de l’amour suena en una escena clave de la peli, que es también, sin duda, una de las más bonitas que he visto nunca. En el cine y en la vida real.
PD. Mikel López Iturriaga, aka El Comidista, la incluye en su playlist de música para cocinar – verano 2012. Qué genial es este hombre, de verdad.