DIEZ AÑOS DE CBR

martes, 30 de octubre de 2018

Auserón al desnudo (by Perro Flaco)


Esta crónica iba a estar firmada por nuestro colaborador ocasional Manu Grooveman, pero hace unos días recibimos en el correo este misterioso texto firmado por un cronista anónimo bajo el seudónimo de "Perro Flaco". Dada la demora del amigo Grooveman en entregar su encargo, hemos decidido dar una oportunidad a este enigmático Perro Flaco, que no solo asegura que asistió al concierto acústico de Santiago Auserón en el ciclo Sonido Malasaña, sino que lo describe con un lujo de detalles asombroso. ¿Será el mismísimo Auserón el que nos ha enviado su propia crónica?

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Guau, guau.

Madrid, 17 de octubre de 2018, auditorio principal de Conde Duque. Ciclo de conciertos 'Sonido Malasaña', 20:00 horas Temperatura exterior: 19 grados centígrados. Temperatura interior: in crescendo. Aforo completo.

"Me siento como si estuviera ante una placa de rayos X".

Santiago Auserón salió al escenario con la única compañía de su guitarra acústica. Iba vestido pero se sentía desnudo. Chaleco negro a juego con su característico sombrero, una puesta en escena trovadoresca para un recinto extraño: el auditorio de Conde Duque de Madrid había renunciado a la calidez de las butacas para transformarse en un espacio versátil donde en las primeras filas se amontonaba la gente de pie entre cervezas y cuchicheos y en la parte de atrás, el público sentando, más acorde con el formato del evento, intentaba ampliar el 'zoom' de sus móviles para acercarse a los acordes y esencias del repertorio.

Este frío e incomprensible planteamiento escénico de la organización repercutió en la dinámica del show y el artista no se amoldó plenamente hasta casi el ecuador. No obstante Auserón, que ya es perro viejo, suplió las adversidades con fabulosas historias previas a las canciones, generosas dosis de irónica oralidad y lecciones magistrales sobre polirritmias afroibéricas, acordes nihilistas o personajes legendarios. Lo mismo te cita a Góngora, Francisco Salinas o Violeta Parra que se recrea con anécdotas de viajes, noches etílicas y fronterizas o recuerdos de la infancia.  Y bueno una destreza envidiable en la guitarra y una técnica vocal de altura. Algunos lo llaman "oficio", otros genialidad.



Como no podía ser menos, el repertorio se inició con 'Malasaña', tonada de aire generacional perteneciente a su disco Río Negro (2011), que sonó quizá algo titubeante. "Hace cinco años que no la toco", confesó el autor. Para quien esto firma, 'Malasaña' es una de esas gemas ocultas auseronianas que florecen de cuando en cuando. Memorias de noches eternas por el emblemático barrio madrileño, entre vapores primaverales, cantando a grito pelao su letra con amigos, guitarras, alguna copa de más también y esa sensación de que todo podía suceder. Se montó aquí la de Dios por rock and roll y por tango, por Desengaño y la Palma, y por Espíritu Santo, que te lo dice Juan Perro, si quieres certificarlo. Vaya si lo certificamos, perro.

La senda del espectáculo continuó por extractos de su penúltimo disco El Viaje (2016). Odas cinematográficas y melancólicas como 'Los inadaptados', junto a cortes fronterizos y misceláneos como 'En la frontera', con su maravilloso toque mariachi. En la frontera tengo un querer la florecita más hermosa hecha mujer.

La cosa se iba entonando, Auserón se sentía cada vez más cómodo. Su exquisita locuacidad para introducir las canciones ocasionó risas, caras de asombro, aplausos. Especial atención a la previa de 'Nada' donde el calor del verano se mezcla con historias de nihilistas rusos, muchachas que susurran cotilleos mientras instagramean y un Auserón que busca refugió en la Biblioteca Nacional para suplir el sopor estival con una siesta de campeonato pero entre medias se topa con una novela de Dostoievski. Gestualidad, sentido teatral, intención juglaresca. Auserón es mucho más que lo que aparenta.

Para 'El mirlo del pruno' se marca unos fraseos de guitarra que recuerdan a la técnica del laúd. En la andalusí 'A morir amores', despliega ritmos sesquiálteros (en 3:2 pulsos) con una naturalidad pasmosa. En 'De un país perdido' hace un bello homenaje al barrio lisboeta de Alfama, "unas calles que me recuerdan a las calles de mi infancia". Auserón navega por diferentes geografías, diversos ritmos y variadas sonoridades que conforman un todo heterogéneo y coherente, como su carrera.


El final del show coge velocidad de crucero. Dos momentos álgidos para este humilde firmante. 'Agua de limón' con letra de sorna donde alude que no quiero problemas con espíritus del ron, de ahora en adelante: agua de limón. Y la inspirada 'Luz de mis huesos', cancioncilla de reminiscencia swing que está llamada a convertirse en uno de los grandes clásicos perrunos de su última etapa.
El concierto se cierra con dos pesos pesados: 'Perla oscura',  con su inconfundible sabor habanero, el único corte que recupera del seminal disco Raíces al viento (1995), el primero de Juan Perro; y 'Río Negro', un espléndido rockabilly con alma de boogie.

Para el bis una concesión a Radio Futura, con 'La estatua del Jardín Botánico', la mayor ovación de la noche. Llama la atención como en ese momento, el público tiró casi al unísono de teléfonos móviles para inmortalizar un instante que sin duda está clavado en su inconsciente a pesar del paso del tiempo.


Auserón tiene un amplísimo repertorio, posiblemente con canciones más elaboradas en lo armónico e inspiradas en lo musical que los temas de Radio Futura. Pero no falla, en cuanto se vislumbra un acorde de su mítica ex-banda, el respetable cae rendido a sus pies. Tienen algo esas sencillas melodías de los lejanos años 80, que entroncan con una parte de nosotros mismos, quizá de nuestra generación (entendida esta como un concepto amplio y no meramente cronológico), de nuestra vida, de nuestros recuerdos, que hasta los que casi ni habíamos nacido en aquellos años, sucumbimos.

Este perro flaco no encuentra explicación ante un enigma de corte cuasi espistemológico, así que merodeando, estirando un poquito la oreja, tal cual ha venido, se va, se va, se va.

4 comentarios:

  1. Qué bien tuvo que estar. Una pena que las entradas se agotaran tan pronto.

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  2. Estuvo muy bien, ciertamente. Estoy de acuerdo en que al principio estaba, quizás, un pelín frío, pero calentó rápido =)
    Me sobró, si acaso, alguien del público con unas ganas irrefrenables de demostrar que era la más fanssss, pero él no tiene la culpa, jiji.



    PD: ¡Qué divertido lo del autor anónimo!, ¿podemos jugar a adivinarlo? :P

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  3. A mí me encantó el formato tan cercano. Auserón suena muy bien con sus músicos, pero también en solitario, con su guitarra y sus historias y su cadencia de profesor entusiasta cuando habla.
    ¡Gracias a ambos Perros! Al otro por sus canciones y a ti, misterioso colaborador, por tus palabras escritas ;-)

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  4. Fue una gozada disfrutar de esta charla concierto con Juan Perro al desnudo. Tanto hablando como cantando, Auserón es una delicia para los oídos.
    ¡Muy bien narrado, Perro Flaco!
    Muaaaaaack

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